La ubicación es excelente a escasos metros de Penn Station, la atención del personal es muy amable, Ana es muy atenta y amable. El desayuno es poco variado, me tocó una temporada que el hotel estaba lleno y las mesas para comer son pocas aunque tiene mesas en la terraza exterior, las habitaciones son reducidas pero son limpias y las camas cómodas aunque el tamaño muy justo para dos personas, hay servicio de agua y hielo, y se cuenta con máquinas de venta de refrescos y golosinas. En general el hotel es muy bueno, con gusto me volvería a hospedar ahí.