Al llegar tienes que hacer el check in dentro de un bar lleno de gente, con todo el mundo pasando, sin saber dónde ponerte para no molestar con el equipaje y para que nadie tropiece contigo. Delante sólo había una pareja y aun así tardaron media hora en darme la llave. La habitación que nos dieron era en un tercer piso sin ascensor, con escaleras muy empinadas y estrechas. La cama de matrimonio es muy pequeña y muy incómoda, de muelles que se te clavan al dormir, me levantaba todas las mañanas con dolor de espalda. No tiene armario, sólo unas perchas al aire. La almohada está amarilla por dentro, da un poco de grima. Esta situado a media hora andando de la playa, si hace mucho calor es mejor ir en coche.