Es un hotel muy pequeño, muy bien atendido. Todas las solicitudes que hice (clave de wifi, toallas extra) fueron atendidas inmediatamente. El desayuno muy rico, incluye café, fruta abundante, y un plato fuerte con su guarnición (a mi me toco huevo revuelto, panuchos y enchiladas de mole rellenas de hueco cocido). El jugo de naranja es el único punto débil porque es de sobre.
Para acceder a la playa solo hay que bajar 3 escalones y listo. Aunque todas las playas son públicas, esta es casi privada. Los dos días que fui a nadar, solo estuvimos mi pareja y yo.
Dentro de la habitación hay una pequeña cocina con todo lo necesario, incluso tiene un pequeño horno eléctrico.
Lo recomiendo ampliamente, yo regresaré en la primera oportunidad.