En la habitación triple, el colchón de una de las camas estaba tan viejo, que cuando te sentabas casi llegabas al suelo. Las ventanas sucias, las paredes igual y, para acabarla de amolar, una cucaracha en el cuarto. Sobre la regadera unos cables mal colocados y el agua con un olor muy fuerte a cloro. No fue para nada de mi agrado.