El hostal es encantador, nada que envidiar a un gran hotel. Está muy cerca de Cuenca capital, con la tranquilidad y comodidad que eso le confiere.
Isidro es encantador, atento, gran conversador y proporciona cuanta información se precisa.
La habitación tiene el tamaño adecuado y tanto las toallas como la ropa de cama y el colchón son una auténtica maravilla. Las toallas son amplias y recias, nada de tonterías y el colchón, lo digo yo que tengo una lesión en la espalda, es una gozada, hemos dormido de lujo.
También probamos la piscina, en la que echamos de menos alguna hamaca, pero tampoco sabemos si es del hostal o de la urbanización, la verdad. El baño nos vino de cine, es la realidad.
Es fácil aparcar en el entorno y por si fuera poco, posee garaje incluido.
Tan solo desayunamos allí y fue correcto. No esperéis un buffet al uso, es familiar y te ofrecen cuanto tienen con amabilidad y una sonrisa.
En conjunto, le damos un 10 y aunque es difícil que volvamos por la distancia, lo vamos a recomendar a quienes conozcamos que se acerquen por allí.
¡Un saludo Isidro y familia!! 😘😘😘😘